Hablemos de las mascarilla: piensa en la que quieras, desde una Sheet Mask coreana, las nutritivas, hidratantes, las baratas, las carísimas, da igual.
Si eres de las que aprovecha esos 20 minutos para ordenar algo en tu baño, o te la pones mientras ves la televisión o es tu momento para adentrarte a YouTube o estar scrolling IG o lo que sea que hagas, te tengo noticias.
La verdad acerca de la quietud… en el spa
Cuando vas a un spa y te ponen los clásicos pepinos en los ojos o la toallita para taparlos, no es porque le quieren hacerle al show.
Estas prácticas van mucho más allá de la relajación. Los expertos han descubierto que cuando cerramos los ojos, las células asimilan y absorben mejor los productos que te apliques y sí, eso incluye las mascarillas.
Hacerlo de este modo ayuda a que se absorban mejor los activos y nutrientes que la mascarilla contiene por una razón que de tan simple resulta sorprendente: al tener los ojos cerrados, en un ambiente de iluminación baja, las células del cuerpo identifican el momento como si fuera de noche.
¿Y bueno, por qué la noche es tan importante?
Gran parte de la restauración de tu piel se da mientras duermes. Las células se reparan más rápido en la noche y sucede algo sumamente importante llamado regeneración.
El simple acto de de cerrar los ojos va a optimizar tu mascarilla, sus nutrientes y activos al 100%. Tus músculos faciales se relajarán.
Date unos minutos de verdadero relax
¿Alguna vez te has preguntado por qué nos cuesta tanto estar quietas? ¡Son solo 20 minutos, caray! Y no eres la única. Entre el miedo a perder el control, la ansiedad y el acelere de la vida cotidiana nos pesa estar inmóviles porque sentimos que “perdemos el tiempo”. Pero cuidarte y darte el tiempo que necesitas para sentirte bien jamás entrará en esa categoría.
Así que dejemos de ser necias, todas podemos darnos 20 minutos para acostarnos en la cama o en el sofá, cerrar los ojos y relajarnos.
Mi consejo: si piensas ponerte esa mascarilla que acabas de comprar, compórtate más como un gato que como un un búho. Tu piel te lo agradecerá.