El famoso “maskne” es el término utilizado para referirse a aquellos brotes de acné, rojeces e irritaciones alrededor de mejillas, mentón y boca causados por el uso de cubrebocas. Esta reacción en la piel nace por la fricción que hay entre la tela de la mascarilla y la piel. Además, el tener tapada esa zona de la cara por mucho tiempo hace que acumulemos humedad, provocando mayor producción de grasa y sudor, dando como resultado un ambiente perfecto para la retención de bacterias.
Si quieres librarte de esta nueva peculiaridad, esto es lo que tienes que hacer.
🧼 Doble limpieza facial
Lavarse la cara jamás había sido tan importante. En estos días, opta por una limpieza facial que sea mucho más suave y que no contenga ningún tipo de sulfatos ni alcohol, con la que logres deshacerte de toda la grasa y suciedad acumulada. Es indispensable que lo hagas todas las mañanas y por las noches.
🧼 Adiós al maquillaje… por un rato
En estos días, evita maquillar el área que cubre el tapabocas, sobre todo cuando sepas que vas a usarlo mucho tiempo. Si lo haces, no dejarás que esta zona respire como debe de ser, y lo único que vas a lograr es que el maquillaje tape aún más los poros y se dañe tu piel.
🧼 Cubrebocas perfectamente limpio
Si optas por un cubrebocas de tela reusable, es importante que lo laves profundamente por lo menos una o dos veces al día para eliminar cualquier rastro de sudor, gérmenes o cualquier otra impureza. Si prefieres los tapabocas desechables, procura utilizarlo no más de 4 horas seguidas y cambiarlo por uno nuevo cuando sientas que está muy húmedo o que esté visiblemente sucio.
🧼 Los productos de skincare
Si lo vas a utilizar, procura usar productos con textura mucho más ligera para evitar saturar los poros, sobre todo limpiadores, cremas hidratantes y protectores solares. Escoge algunos que sean gel o bruma y que estén libres de aceites y de fragancia. Esto e ayudará mucho, especialmente si tienes piel sensible.
🧼 Deja que tu piel respire
Si es posible, deja que tu piel descanse un poco de la mascarilla. Cuando tu piel está cubierta, el calor, sudor y humedad se quedan atrapados haciendo que los poros no oxigenen como deberían a lo largo del día. Mejor, no salgas de tu casa a menos que sea necesario.